lunes, 18 de abril de 2011

Una alegría y un descubrimiento

Esta mañana vino un señor a llevarse... ¡escombros! Era un señor que yo no conocía así que Toni, muy educado él, nos presentó. Gabi, el señor Xemenes. Señor Xemenes, la ¡'DUEÑA DE LA CASA!
Uau... un nuevo universo se desplegó ante mí inmediatamente al oír la frase al completo: la dueña de la casa. Os lo digo, ES un momento de felicidad. No puedo explicar los motivos. Simplemente, suena bien. Suena a felicidad. Y más, considerando que el señor Xemenes venía a llevarse la montaña de escombros que estaba plantada en medio de nuestro futuro salón. ¿Si han desaparecido por fin los escombros? Hmmm, pues no! Pero qué más da cuando soy, a partir de hoy, la Dueña de la Casa.
Otra de mis tareas del día, para descansar de los escombros, ha sido quitar los cables que cuelgan por toda la casa. A simple vista, una tarea simple. Tubos llenos de cables serpentean por las paredes de la casa. Y grande es la tentación de coger el alicate y, con un corte limpio, hacerlos desaparecer a manojos. De a cuatro o de a seis, si es posible. Pues va a ser que no. Lo he descubierto esta mañana: los cables se cortan de a uno por vez. Un humilde consejo para aquellos que tengan que hacerlo en casa. Vuestros brazos y vuestras mermadas energías después de tanto escombro, os lo agradecerán.

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